Jóvenes
intentan acceder a internet a través de una red Wi-fi.
Por
Oscar Sánchez Madan/ HABLEMOS PRESS.
MATANZAS.-
Desde que el 17 de diciembre de este año, en que los gobiernos de los Estados
Unidos y Cuba anunciaron su decisión de restablecer relaciones diplomáticas, en
la Isla se han dado pasos para hacer creer al mundo que los nacionales
comienzan a disfrutar con libertad los beneficios de la denominada Red de
redes. ¡Esto es una burda mentira!
Es
cierto que el oficialismo ha multiplicado los locales donde se prestan
servicios de Internet, pero muchos de los sitios Web están bloqueados. Las
razones son políticas.
Los
funcionarios hablan sobre la necesidad de garantizar la seguridad en la red,
aunque de lo que se trata es de coartar el derecho a la información. Un pueblo
desinformado es fácil engañarlo.
El
costo de una hora de acceso a la red –que según se ha anunciado descenderá de
4.50 pesos convertibles (CUC) (cerca de 112 pesos cubanos) a 2 CUC (50 pesos
cubanos)- es alto en comparación con el salario promedio mensual de los
trabajadores, que es de 20 dólares.
Esto
impide a las personas de bajos ingresos beneficiarse de este servicio.
A
ello se une el hecho de que con frecuencia se presentan problemas con la
conexión, que es muy lenta, por lo que resulta casi imposible bajar vídeos y
programas necesarios para el trabajo en la esfera de la informática. Asimismo,
si los clientes utilizan computadoras estatales no pueden ejercer como
administradores de estos equipos por tanto, existe la posibilidad de que sean
monitoreados.
La
inmensa mayoría de la población no cuenta con computadoras las que por lo
general venden los particulares en el mercado informal, a elevados precios, traídas
desde el exterior o robadas.
Por
ejemplo, en el poblado de Cidra, localidad del municipio de Unión de Reyes,
provincia Matanzas, donde residen casi 3 mil habitantes, no pasan de 20 las
familias que poseen un ordenador.
Llama
la atención el hecho de que aún cuando a los pocos propietarios de laptop se
les permite utilizar el servicio inalámbrico (Wi-fi) que ya se presta en 35
áreas de la Isla, son muchos los que no logran conectarse porque a sus equipos
no les funciona la batería. Tendrían que emplear el salario de dos o tres meses
para comprar una de dudosa procedencia.
Según
han informado funcionarios del régimen el servicio limitado a Internet se
ofrecerá por ahora, en instituciones estatales, y sólo en el año 2020, la mitad
de la población podrá acceder a la red desde los domicilios.
Internet
constituye una amenaza para los regímenes autoritarios como el de los hermanos
Castro. Estos se caracterizan por censurar la información con fines políticos,
especialmente el acceso a las redes sociales, mediante las cuales los
ciudadanos pueden intercambiar información sin intermediarios.
En
la ínsula, la mayoría de las personas mayores de 40 años –con algunas
excepciones- no tienen nociones mínimas de cómo operar un ordenador.
El
régimen prohibió durante muchos años, con fines politiqueros, el estudio de la
informática en el Sistema Nacional de Enseñanza.
Sólo
el acelerado desarrollo de las tecnologías de la información y su obligada
vinculación con los procesos económicos, políticos y sociales obligaron a los
comisarios de La Habana a ceder en este sentido.
Pero
no nos engañemos. Raúl Castro nunca permitirá que los cubanos y cubanas utilicen
la Red de redes con libertad, porque la independencia informativa de la
ciudadanía destruiría la falsa imagen creada por el castrismo sobre el mundo y
sobre su anacrónico sistema socialista.
Para
garantizar la disciplina miliciana en la red ya se estableció “no usar el
servicio para realizar acciones que puedan considerarse como dañinas para la
seguridad pública y la integridad, la independencia y la soberanía nacional”.
Este se le denegará al usuario cuando “se detecte que durante el transcurso de
la sesión, ha incurrido en alguna violación de las normas de comportamiento
ético que promueve el Estado”.
Por
eso, cuando los líderes comunistas dicen que ya los cubanos y cubanas acceden a
la Internet, no expresan toda la verdad.
En
la actualidad más del 98% de la población jamás ha visto una página Web –a no
ser en televisión- y no conoce ni utiliza las redes sociales (YouTube, Twitter
y Facebook).
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