Por Dr. Eduardo Herrera/
Hablemos Press.
LA HABANA.- Muchas personas, pasados los 65 años de edad, momento en el cual, en
Cuba, se obtiene la jubilación, luego de haber trabajado toda una vida tienen
que buscar otros empleos porque la pensión no les alcanza para satisfacer sus
mínimas necesidades.
Una de las opciones que les
queda es la de trabajar como custodios o “serenos” en alguna empresa o escuela.
O vender maní o caramelos en el mercado negro. Así, vemos muy a menudo como
estas personas, que deberían estar descansando, trabajan durante las noches,
agotando cada vez más su estado físico, el cual ya no cuenta con los bríos
necesarios para esas labores.
También, algunos jubilados
recogen latas en los basureros, venden periódicos y alimentos de forma
ambulante, e incluso mendigan en las calles.
Las plazas que ellos
ocupan son usualmente rechazadas por los más jóvenes, quienes buscan trabajos
mejor remunerados y donde no tengan que sacrificar su horario nocturno. Pero a
las personas de más edad, se les dificulta encontrar otros trabajos, como es
lógico.
Un ciudadano de 76 años de
edad, cuyo nombre no quiso revelar, y a quien le dicen El Chino, luego de más
de 40 años de trabajo en una empresa estatal, recibe un pago por su jubilación
de 320 pesos nacionales al mes (aproximadamente 13 dólares), que no le alcanza
para sufragar sus gastos mínimos, ahora tiene que trabajar de extra como
custodio de una oficina.
Vive con su esposa de 68
años, quien trabajó muchos años en una escuela estatal, pero dejó dicho empleo
antes del momento requerido, por lo cual no recibe pensión de jubilada.
Otro ciudadano, militar durante
50 años, trabaja como custodio de un parqueo cercano a su domicilio, lo que le
permite, según él, luego de haberse jubilado, poder comer “decentemente”.
Estos y otros son ejemplos
de cómo viven muchos de los ciudadanos en Cuba, luego de llegar a la etapa de
adulto mayor y haber trabajado por tanto tiempo.
En este país, donde ha
disminuido el índice de natalidad, debido fundamentalmente a la situación
económica que enfrentan las familias, cada día envejece más la población y a la
vez se empobrece. Al ser más alta la esperanza de vida, la pirámide poblacional
se altera, de manera que hay menor índice de natalidad, y por tanto menos
brazos fuertes para trabajar.
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