Por Ernesto Aquino/ Hablemos Press.
La Habana, 7 de Julio.- La legalización del trabajo por cuenta propia, no es una estrategia del Régimen de Raúl Castro para desarrollar una alternativa que propicie un desarrollo económico sustentable.
Las presiones internacionales y -sobre todo- el incremento y activismo de la sociedad civil independiente han ido quebrando la soberbia, la arrogancia y la resistencia de una tiranía consciente de que sus días de esplendor fueron definitivamente superados, hasta por sus propios seguidores, quienes a pesar de aplastar libertades y derechos tratan de legitimarse a través de fórmulas democráticas.
No hay que llamarse a engaño. El trabajo por cuenta propia o trabajo particular es un fruto del capitalismo, que puede existir gracias a la existencia de otras libertades como la libertad de asociación, de movimiento y -la más importante de todas- la libertad de expresión.
Esta actividad independiente es contraria a los principios establecidos en la Constitución Socialista cubana. La pequeña empresa privada -que no es otra cosa que el cuentapropismo- es un fenómeno de la civilización basado en el respeto a la individualidad; absolutamente irreconciliable con la ideología comunista, tan apegada a los fatalismos como la unanimidad, el igualitarismo y el poder centralizado.
El trabajo por cuenta propia, en Cuba, es ilegal. Es una flagrante violación de la Constitución de la República, la que establece en su Capítulo VII, ARTÍCULO 45: “El trabajo en la sociedad socialista es un derecho, un deber y un motivo de honor para cada ciudadano. El trabajo es remunerado conforme a su calidad y cantidad; al proporcionarlo se atienden las exigencias de la economía y la sociedad, la elección del trabajador y su aptitud y calificación; lo garantiza el sistema económico socialista, que propicia el desarrollo económico y social, sin crisis, y que con ello ha eliminado el desempleo y borrado para siempre el paro estacional llamado "tiempo muerto".
Se reconoce el trabajo voluntario, no remunerado, realizado en beneficio de toda la sociedad, en las actividades industriales, agrícolas, técnicas, artísticas y de servicio, como formador de la conciencia comunista de nuestro pueblo”.
Queda claro. En Cuba, el trabajo “lo garantiza el sistema económico socialista”, y la única libertad laboral que puede permitirse el ciudadano es “el trabajo voluntario, no remunerado”.
Lo que está sucediendo con el trabajo independiente forma parte de un show mediático encaminado a producir los cambios necesarios para que todo siga igual.
Los cuentapropistas están viviendo un infierno. Acoso policial, inspecciones arbitrarias y decomisos injustificados son algunas de las estrategias que utiliza el régimen para forzar a los particulares a entregar sus licencias de trabajo.
Entre tanto, el gobierno del General-Presidente sigue engañando el desarrollo del país con espejismos peligrosos y provocaciones arriesgadas: un experimento de pólvora expuesto al calor de una paciencia ciudadana en erupción.
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